sábado, 29 de noviembre de 2008
Las primeras horas de vuelo.Parte 4
Por suerte, la tormenta estaba en el noroeste de Independence( Kansas) dirigiendose hacia el sudeste, pero apenas despegamos buscamos nuestro rumbo que era sudeste igual que la tormenta, con la salvedad que ninguna tormenta puede alcanzar a un 182 si ambos se se mueven en la misma dirección. Un viento huracanado sopla alrededor de 100 a 150 km/hora y un 182 vuela de 220 a 270 km/hora.
Asi que a medida que transcurrian los minutos la tormenta quedaba atras y una enorme cantidad de cumulos nos acompañaban con los rayos del sol por las verdes planicies a veces onduladas del sureste de Estados Unidos.
Volábamos bajo reglas de vuelo visual y a nuestro antojo, siempre monitoreados desde tierra por el radar de "flight following", que nos ayudó a esquivar un dirigible azul, como el viejo zepelin, solo que este era mucho más moderno y hacía publicidad de una conocida marca de cubiertas en la zona.
Salimos de Kansas para tocar apenas el estado de Oklahoma y Missouri, de allí cruzamos todo Arkansas y Missisipi para entrar en el estado de Alabama donde aterrizamos luego de casi 4 horas de vuelo en Pratville, muy cerca de Montgomery. Alli nos recibieron unos campesinos muy amables con sombreros blancos y música country.Luego de un par de llamadas teléfonicas conseguimos un hotel en una cancha de golf donde se hace anualmente un importante torneo y nos fuimos a descansar para continuar el viaje al día siguiente.
De Pratville a Talahasse: Al despertar el clima estaba bueno, llegamos al pequeño aeródromo y despegamos presurosos rumbo a Miami. No teníamos idea cual sería la próxima parada, solo rumbeabamos sureste hacia la Florida.Pero luego de 1 hora y cuarto, unos 330 km desde la partida, aprecieron las nubes que nos obligaron a descender a 1000 pies sobre el terreno y la visibilidad empeoraba rápidamente, en esos minutos que empezábamos a preguntarnos qué hacíamos, nuestra pantalla de tráfico nos marca que un avión se nos aproximaba de frente a la misma altura, evitando su trayectoria acudimos a la radio para preguntarle, ya que el acababa de cruzar por donde se suponía nosotros ibamos, como estaba el clima, con una voz nerviosa recuerdo nos dijo "nasty weather" (clima desagradable y/o peligroso), nos miramos con mi compañero de vuelo, el altímetro nos indicaba que ya habíamos descendido a menos de 700 pies de altura, cada veíamos menos por la niebla que se acercaba desde el Golfo de México, definimos que ese era nuestro límite y al unísono dijimos volvamos por lo que hicimos un giro de 180 grados y regresamos sobre nuestro pasos para aterrizar en un pequeño aérodromo cerca de Talahasse.
Siempre decidimos bajar en pequeñas pistas para no tener que trabajar tanto con papeles en aeropuertos grandes, para este tendríamos mucho tiempo en cada uno de los países que nos aprestábamos a cruzar.
Luego del aterrizaje, esperamos un poco viendo una pantalla de radar que tenían en el aeropuerto, pero el mal tiempo no pasaba por lo que decidimos dormir allí en esa ciudad. Como la pista estaba bastante alejada de la civilización no tuvimos otro remedio que tomar nuestros bolsos y hacer dedo en la ruta. Al cabo de poco más de media hora, y luego de haber visto pasar innumerables cohes ultimo modelo, se detuvo alguien que parecía ser de la zona y en segundos, mi amigo Sieg estaba sentado en la parte delantera de una camioneta desvencijada y yo junto a los bolsos, apilado en la caja trasera con las herramientas de trabajo del amable jardinero que nos transportaba hacia algun motel de la ciudad.
viernes, 21 de noviembre de 2008
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